Vestigios de una apropiación.

Eréndira Aponte.

Cuando el patinaje agresivo me llevó a la calle no sólo aprendí a moverme de forma distinta, sino que se establecieron diálogos diversos entre la ciudad y yo, y también entendí que hay dos tipos de espacios para el patinaje: los declarados (escasos, la mayoría lejos, mal diseñados o en los cuales hay que pagar para su mantención) y los apropiados (es decir,mobiliario urbano).

Patinaje agresivo, también llamado roller blading, es aquel en el que se ejecutan saltos y trucos, en el cual se rilean tubos (girinding), se suben rampas y se saltan desniveles. Lo considero parte de lo que llamo “deporte de prótesis”, refiriéndome así a aquel en el que necesitas de otro cuerpo para llevarlo a cabo (patines, patinetas, scooters y bicicletas bmx), los cuales comparten un lenguaje de códigos a partir de las huellas que generan dentro de la ciudad.

David Harvey en su texto “La condición de la posmodernidad: espacio y tiempo en la ciudad.” propone en un apartado que la arquitectura y diseño urbanos posmodernos establecen una ruptura con la idea modernista de eficacia y monumentalidad. Esto origina una fragmentación, un collage de usos que muchas veces son efímeros y que tienen que ver con las particularidades sociales, sus historias, necesidades y fantasías. Esto, junto con las transformaciones tecnológicas, rompen las barreras entre espacio -tiempo y la función social de la organización de la ciudad cambia.

“La apariencia de una ciudad y la manera de organizar sus espacios forman la base material a partir de la cual pueden pensarse, evaluarse y realizarse una serie de posibles sensaciones y prácticas sociales”. (Harvey,D. 86)

Del mismo modo, cuando un mobiliario urbano es apropiado sufre un cambio de utilidad, el cual en el caso del patinaje es temporal, efímero e intermitente. Con esto me refiero a que depende no sólo de las características del lugar, sino de variables en la apropiación a partir de los transeúntes que se encuentre en el momento y lo altere haciendo uso del espacio. El espacio apropiado, en este caso se le puede ver considerar un “espacio de riesgo” no sólo por la alteración o desgaste del mobiliario, también el individuo que lo apropia ya que corre riesgos legales (con respecto a lo permitido y lo restringido) y corporales (a partir de la lesión). Se establecen relaciones constantes y diversas entre el espacio individual y el colectivo como consecuencia de esta actividad, las cuales se develan a través de una huella, ya sea temporal (más ligado al aspecto físico, material) o trascendental (una huella dentro de la corporalidad del ejecutante, más orillado a lo metafísico). Surgen huellas invisibles dentro de este espacio temporal, pero estas parecen ser exclusivas en el sujeto y no en el objeto, cómo la memoria corporal o una lesión interna, y por supuesto también las hay visibles, en la materia (ya sea en el mobiliario o el cuerpo del individuo de manera superficial),ambas existen y confluyen como un signo legitimante de la apropiación.

En este sentido, se puede comprender la apropiación como una modificación de huellas.

A partir de esta premisa, concibo la apropiación como el justo instante de interacción entre el sujeto y espacio. El momento preciso de contacto entre la prótesis manipulada por el cuerpo y el mobiliario, el piso, el cuerpo de la ciudad.

Con los Vestigios de una apropiación busco evidenciar las huellas visibles, que generalmente pueden pasar desapercibidas, y así hacer una cartografía de los cuerpos mobiliarios apropiados a partir de sus texturas o materialidad modificadas como consecuencia de los recorridos los cuales  forman parte de un lenguaje simbólico, que se da entre los patines, patinetas, bicicletas , scooters y la calle.